viernes, 13 de septiembre de 2013

CANAGUÀ UNA TIERRA DE TRADICIONES

Los adelantos científicos y tecnológicos en la historia han sido la punta de lanza en el desarrollo de todos los ámbitos de la humanidad, facilitando de esta manera nuestra vida diaria.En casi todos los casos la tecnología hace que, poco a poco vallamos perdiendo ese vínculo sagrado que nos une con nuestros antepasados, con la historia que ellos escribieron para nosotros y con esas proezas y hazañas que hicieron posible que hoy tengamos un hogar, una comunidad.
Les invito no a que aparten la tecnología de sus vidas, al contrario, debemos ir de la mano con ella, debemos seguir creando y desarrollando el futuro de las generaciones venideras solo debemos hacer un espacio en nuestras vidas para recordar y valorar nuestra historia, crear un compromiso moral con nuestros ancestros para hacer honor a su valentía y trabajo desinteresado, que hermosos aquellos tiempos, donde no existía envidia, que bonito aquel Canaguá donde no existían intereses personales ni distinción de algún tipo. 
Qué bonito aquel Canaguá de calles empedradas, romanas de pilón, el sombrero jipijapa, las fajas de las morocotas, el pollero, la marusa del avío, el casimir de dominguear y la vitrola que amenizaba los parrandos, las cristalinas y apacibles aguas del rio Canaguá donde se daba lugar a las reuniones familiares en diciembre y Semana Santa, con los ricos sancochos y corrunchetes que muy amablemente compartían unas familias con otras mientras los niños disfrutaban la frescura del rio.
Recordemos las interminables, alegres y coloridas caravanas decembrinas, las misas de aguinaldos que comenzaban a las cinco de la mañana pero que desde las cuatro se oían el güiro, el cuatro, la tambora, el furruco y los numerosos grupos de JOVENES que con canticos al niño Dios, aguinaldos y villancicos en la plaza Bolívar animaban a las personas para disfrutar de tan maravilloso ambiente, compartiendo la alegría, el calentado, los pasteles, el chocolate y el cafecito para calmar el frio. Y como olvidar las reuniones para hacer las ricas hallacas en familia, las posadas por el pueblo que parecieran ferias todas las noches.Todas estas tradiciones eran posibles de realizar porque no existía división alguna, donde los jóvenes no se sentían avergonzados de participar en estas actividades, donde niños, jóvenes, adultos y ancianos se unían para dar alegría verdadera al corazón de cada uno de los habitantes de este hermoso pueblo, gracias le doy a Dios por haberme permitido vivir una pequeña parte de lo que aquí les escribo.
Finalizo esta entrega esperando una profunda reflexión por parte de ustedes, porque de ustedes depende revivir tantas cosas que hacen falta hoy en día recuerden que; AQUEL QUE NO HACE, ES COMO AQUEL QUE NO EXISTE.

Por: Carlos Márquez


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