El Agua tiene el 22 de Marzo como su día
mundial, es un día para reflexionar sobre la importancia de su presencia para
mantenernos vivos, pues a cada instante el aire que respiramos contiene en sí mismo una proporción de agua en equilibrio con la de nuestro cuerpo que nos evita la
resequedad.
El Ser Humano
como cabeza visible de la biodiversidad,
da cuenta de la necesidad del agua para existir, en consecuencia es el
responsable de la suficiencia, el mantenimiento y la distribución del agua en
el planeta. Podemos imaginarnos para nuestro propósito que El Creador combino
el hidrogeno con el oxigeno y formo el agua que derramo sobre el globo
terráqueo para darle vida; así broto la biodiversidad permaneciendo en armonía
hasta que algo extraño a la racionalidad penetro la conciencia del hombre como
si la desobediencia a la ley de la naturaleza la impulsara a romper, el
equilibrio vital en el en este nuestro paraíso terrenal.
No ha sido
propósito del hombre crear los fenómenos atmosféricos indeseables que perturben
el movimiento y circulación natural del agua sobre la tierra, es el resultado
de prácticas que beneficien sus apetencias económicas, sin medir las
desastrosas consecuencias provocadas por su ignorancia, de ahí la reflexión
para conservar el recurso agua y su curso normal con el fin de favorecer a
todos los organismos aptos para tener vida. El campesino mujer u hombre, están
en contacto permanente con las fuentes de agua y conocen los cuidados para
mantener su abundancia vista en los caudales o corrientes, de arroyos y
quebradas que satisfacen la necesidad del consumo en regadíos y actividades
hogareñas, sin prestar importancia a la mayor cantidad que se deja pasar sin
aparente utilidad, pero que unida a la de otras mini cuencas suman la fuerza
para mover las grandes turbinas que generen el fluido eléctrico, obteniendo así
otro beneficio del recurso de agua.
Cuando este
paraíso terrenal, su desarrollo obedecía íntegramente a la ley natural, no
había escasez de agua, las épocas de invierno y de verano, con exactitud
razonablemente, hacían proveer el tiempo dedicado a las actividades agrícolas;
los sistemas de riego, primero por gravedad hasta el actual por aspersión no se
empleaban en mucho, pues la regularidad de la lluvia en los meses que
correspondía contribuían en el desarrollo agropecuario normalmente.
Vivir entre
montañas con exuberante vegetación que cubre las mini cuencas hidrográficas de
las que fluye abundante y permanente el agua, quizás no nos permite imaginar
que en otras regiones del planeta existieron paraísos como el que tenemos;
lamentablemente sus habitantes se auto-desterraron por desobediencia a la madre
naturaleza al desforestar e incendiar los fundos campos y convertirlos en
desiertos.
De nosotros
está muy lejos el fantasma de la desertificación porque de la fortaleza de
nuestras montañas manan en la claridad del agua, la visión y la inteligencia
para conservar, y fomentar el recurso vital de la existencia que debe ser
preocupación y propósito de todas y todos.
Arturo Sosa Marquina
La Veguilla Mucutuy.
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