viernes, 1 de noviembre de 2013

DE UN PUNTO EN EL PLANETA TIERRA



La vida es alegría que vemos   a través de la ventana abierta, y nos incita a mantener nuestro planeta en óptimas condiciones de habitabilidad; es nuestra única nave espacial  que nos ofrece vida, no hay otra que pueda ser habitada, y si hay el desgaste o agotamiento como las alteraciones y contaminación de la atmósfera, no es por el aumento de población, son agresiones causadas por los depredadores humanos diseminados en el globo.

Hay reductos de seres humanos que consideramos inculpables, que si viven para estar en defensa de la Madre Tierra , son los hijos mas sensibles agrupados en las comunidades indígenas en contra de su deterioro ambiental; para ellos mantenerla en orbita, es mantenerla viva y saludable, lo hacen con inteligencia y sabiduría al observar en las manifestaciones de los recursos naturales renovables su utilidad a la vez que la fragilidad en el uso irracional para mejor provecho; esto los mantiene atentos a las actividades que se desarrollan para causar el menor daño a la naturaleza.

No es de ahora que se ha intensificado este deterioro vital de nuestro planeta, que los aborígenes de todo el mundo han demostrado esta defensa, ha sido de siempre, ya las tribus de Norteamérica hacían pedidos a las autoridades del país para que sesaran las deforestaciones e incendios, las matanzas de búfalos y otros animales además de desalojarlos de sus territorios ocupados ancestralmente. Estas voces sin resonancia vagan en el ambiente sin anidar en la sensibilidad; así vemos como la Cumbres de La Tierra no pasan de ser buenas intenciones de unos en contra de otros que ven afectados sus intereses particulares si firman los acuerdos que benefician a la comunidad mundial.

La organización de las Naciones Unidas creada para la defensa de la vida, es un corderito ante la arrogancia avasallante de las grandes potencias que agreden impunemente en contra de los derechos humanos, es una organización deshumanizada y en consecuencia inexistente.

Utopía o no debe ser la reivindicación de expansión para que esos reductos de aborígenes que han sido arrinconados geográficamente a través de la historia desalojándolos de lo que por derecho a la vida y a un pedazo de la Madre Tierrales corresponde; ellos ven en los gobiernos progresistas el rescate de la independencia que les arrebato el hombre blanco de la conquista .Cuanta sed tiene la humanidad del abrazo fraterno con esos nuestros hermanos  despreciados por una oligarquía capitalista que se ha creído dueña del mundo; el planeta tierra es de todos los seres vivientes por igual, es el equilibrio sustentado de la armonía, nadie le ha comprado al creador su parcela, la tenemos prestada y como buenos y responsables inquilinos debemos dejarla  en  las mejores condiciones  a las futuras generaciones ; devolviendo  los territorios usurpados a nuestros hermanos  aborígenes, se regeneran, los alvéolos pulmonares del planeta, depredados paulatinamente hasta hoy.


                                                           Arturo Sosa
                                                   La Veguilla, Mucutuy. 

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