La
vida es alegría que vemos a través de
la ventana abierta, y nos incita a mantener nuestro planeta en óptimas
condiciones de habitabilidad; es nuestra única nave espacial que nos ofrece vida, no hay otra que pueda
ser habitada, y si hay el desgaste o agotamiento como las alteraciones y
contaminación de la atmósfera, no es por el aumento de población, son
agresiones causadas por los depredadores humanos diseminados en el globo.
Hay
reductos de seres humanos que consideramos inculpables, que si viven para estar
en defensa de la Madre Tierra
, son los hijos mas sensibles agrupados en las comunidades indígenas en contra
de su deterioro ambiental; para ellos mantenerla en orbita, es mantenerla viva
y saludable, lo hacen con inteligencia y sabiduría al observar en las
manifestaciones de los recursos naturales renovables su utilidad a la vez que
la fragilidad en el uso irracional para mejor provecho; esto los mantiene
atentos a las actividades que se desarrollan para causar el menor daño a la
naturaleza.
No
es de ahora que se ha intensificado este deterioro vital de nuestro planeta,
que los aborígenes de todo el mundo han demostrado esta defensa, ha sido de
siempre, ya las tribus de Norteamérica hacían pedidos a las autoridades del país
para que sesaran las deforestaciones e incendios, las matanzas de búfalos y
otros animales además de desalojarlos de sus territorios ocupados
ancestralmente. Estas voces sin resonancia vagan en el ambiente sin anidar en
la sensibilidad; así vemos como la
Cumbres de La
Tierra no pasan de ser buenas intenciones de unos en contra
de otros que ven afectados sus intereses particulares si firman los acuerdos
que benefician a la comunidad mundial.
La
organización de las Naciones Unidas creada para la defensa de la vida, es un
corderito ante la arrogancia avasallante de las grandes potencias que agreden
impunemente en contra de los derechos humanos, es una organización deshumanizada
y en consecuencia inexistente.
Utopía
o no debe ser la reivindicación de expansión para que esos reductos de
aborígenes que han sido arrinconados geográficamente a través de la historia desalojándolos
de lo que por derecho a la vida y a un pedazo de la Madre Tierrales corresponde;
ellos ven en los gobiernos progresistas el rescate de la independencia que les
arrebato el hombre blanco de la conquista .Cuanta sed tiene la humanidad del
abrazo fraterno con esos nuestros hermanos
despreciados por una oligarquía capitalista que se ha creído dueña del
mundo; el planeta tierra es de todos los seres vivientes por igual, es el
equilibrio sustentado de la armonía, nadie le ha comprado al creador su
parcela, la tenemos prestada y como buenos y responsables inquilinos debemos
dejarla en las mejores condiciones a las futuras generaciones ; devolviendo los territorios usurpados a nuestros
hermanos aborígenes, se regeneran, los alvéolos
pulmonares del planeta, depredados paulatinamente hasta hoy.
Arturo Sosa
La Veguilla, Mucutuy.
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