Padre
Provincial José Antonio Sabino Reyes.
Excelentísimo
Monseñor Luis Alfonzo Márquez
Consejo
Provincial.
Padres
Eudistas que nos acompañan.
Padre
Jesús Quintero y demás Sacerdotes Diocesanos.
Familiares
del Diacono Alejo Fernández Sosa.
Feligresía
en general.
Este
feliz día que nos regala el Autor de la
vida con la ordenación presbiteral de Alejo, se suma a los ya vividos con la
ordenación de José, Ramón y Adolfo.
Nuestro
Pueblo – Iglesía, en su expresión religiosa, vive hoy la ordenación presbiteral
de otro de sus hijos, en un ambiente de solemnidad catedrálica, propio del
momento y dignificante de esta iglesia parroquial que la hacemos todos los
bautizados y consecuentes con sus mandamientos.
El
hecho de que esta ceremonia se realice en el lugar nativo del aspirante, es
razón para que haya alegría desbordante y estimulante del gentilicio católico,
al tener la satisfacción anhelada de presenciar un acto que, de celebrarse en
la metrópoli, no tendrían posibilidad de asistir todos los fieles.
Se
escribe así otra página que esperaba en blanco, el libro abierto a la vida
mucutuyana y en el que la lección primordial es la voluntad, la gran voluntad
con vocación de servicio al Creador Supremo, principio y norte de la unidad
fraterna para alcanzar los objetivos y las cosas se den como las estamos
viviendo. Son frutos del a esperanza, de la perseverancia, de la firmeza y la
desestimación de algún supuesto que velaba la vocación de los estudiantes en
algún momento de su camino al sacerdocio,
optando por retirarse. Ante estas deserciones hasta los últimos años del
siglo pasado, en el común de los fieles
podía escucharse frases como: hasta cuando estaremos como capilla sin santo,
refiriéndose a que la parroquia de Mucutuy enteramente católica no tuviese un
hijo sacerdote nacido en su tierra. Imaginando a la parroquia integra dentro de
sus confines como una Iglesia con un pueblo católico por dentro, sino el más ,
si uno de los más católicos de la Arquidiócesis; entendiéndose por pueblo
católico no solamente estas casa agrupadas con n rio o caudal viviente en n
costado que les da realce panorámico y en medio de verdes laderas que
descienden conformando el hermoso valle, inconfundible entre las montañas de la
geografía sur merideña, sino que también son pueblo católico las casas
dispersas en las ladeas, por que en cada hogar se dispone de un espacio y
cualquier tiempo o para orar .
Los
asiduos a escuchar la misa en sus radio receptores, lo hacen con devoción
teniendo una velita encendida en el altar. Amerita hacer énfasis en la bondad de la Emisora que sin ser
un bien material de la Iglesia, está disponible a llevar el mensaje en a voz a las aldeas y
mas allá hasta donde alcance llegar el efecto radioeléctrico que se conoce como
ondas hertzianas en honor a su descubridor, es un medio producto de la inteligencia
creado por Dios para extender su palabra por toda la tierra. En nuestro ámbito
lleva el mensaje y cualquier información de la Iglesia a los fieles.Nuestro
Pueblo – Iglesia no solamente crece en la fe y se fortalece al ver
materializados sus pedimentos por las vocaciones sacerdotales; Hoy tenemos
nuevo sacerdote para el mundo católico; un cuarto sacerdote en la persona de
Alejo Fernández Sosa; a quien se le oyó su primer llanto en el fértil valle de
La veguilla en medio del suave murmullo de la corriente fresca de la quebrada;
el rumor del viento de la arboleda al cafetal y el bullicio semoviente del corral.
Como
hijo de un hogar cristiano y católico, pronto fue traído a este sagrado templo para ser bautizado por el
Presbítero Sergio Castillo; fué confirmado a los tres años por Monseñor Miguel
Antonio Salas, recibió la primera comunión a los siete años de manos del
Presbítero Jesús María G. Olearte y la
catequista la Sra. Marlene Rivas Carrero.
Estas
visitas al templo en sus primeros años de vida impactan muy positivamente y
podría decirse que mas todavía en los futuros sacerdotes; lo imponente que les resulta
a la vista y a los oídos, encontrarse en un recinto donde todo es silencio y
ordenado y solo se escucha la voz del sacerdote, el niño asimila todo aquello
por que advierte en las personas que todo absolutamente todo es agradable y
como cosas buenas deben repetirse; es cuando se hace la idea de imitar todo
aquello que ha visto y oído, y en cualquier momento es encontrado en algún
lugar solitario de la casa practicando alguna ceremonia. Así encontraban a
Alejo en el solitario solar de la casa debajo de un árbol de guamo, vestido de
sacerdote preparando la misa con el compadre Lucas, diseñando un crucifijo con
hojas de cambur y rodeado de gallinas, pavos y el perro que los reunía para
compartir las migajas de arepa que se llevaba de la cocina sin permiso. Nunca
sus padres conocieron al compadre Lucas
pues fue un personaje desconocido.
Estos
ensayos de niño parecen un abre-vocación que se acentuara en el tiempo, porque
si es una diversión juego lo toman enserio y con el respeto observado en sus
mayores cuando asisten al templo.
Comenzó
estudios de primaria en la Unidad Educativa la Veguilla, y fue el éxito en la
creatividad por el arte y la lectura de sus profesores: Severo Rivas y Agripina
Sosa de Izarra.
A la
edad de once años se vino al pueblo para culminar la primaria, fijando
permanencia encasa de Doña Olimpia, desde ese momento se involucra por completo
en la vida de la Iglesia, pues Doña Olimpia Junto con sus hijas liderizaban en
la parroquia lo concerniente a los arreglos ornamentales del templo en las
fiestas religiosas estimuladas siempre con la oración y Alejo con diligencia y
dedicación toma parte activa en estos quehaceres que por lo demás le brindan
mucha satisfacción. Ingresa como monaguillo y pertenece al grupo de la
Legión de María “Reina de la Paz”; de
esta inicial experiencia que se hace realidad hoy, recuerda siempre lo que Doña
Olimpia le decía: “Que la palabra sea siempre la luz que le ilumina y la fuente
donde sacias tu sed de Dios”.
De
Mucutuy se fue al Estado Falcón, donde estudio secundaria y obtuvo el Título de
Bachiller en Ciencias; Hizo estudios de Ingeniería Industrial en la Universidad
Francisco de Miranda. Se vino a Mérida y poniendo a prueba sus conocimientos
trabajo en una fábrica en el área de
diseño, planificación y control de calidad, trabajo en el que le fue reconocida
la eficiencia y responsabilidad. Pasan los años y regresa a La Veguilla en el
año dos mil; es contratado como Docente de aula en la Unidad Educativa La
Veguilla; él considera que fue el trabajo que amo con todo su corazón y alma,
esto lo demuestran los valores religiosos que inculcaba en sus alumnos haciendo
unos minutos de oración, una vez entonado el Himno Nacional, al comenzar
labores del día; igualmente y como coordinador en las reuniones de padres y
representantes, abría las mismas con una oración o cita bíblica, lo que creaba
un ambiente muy favorable para su desarrollo. Trabajó de igual manera en la
Asociación de Vecinos de la Veguilla y se involucra en la comunidad para buscar
junto a sus compañeros y los propios habitantes, solución a los problemas.
En
su inquietud por abrazar lo religioso se ofrece como catequista y acumulando
experiencias, Alejo nuevamente se motiva a tocar las puertas del seminario,
pero es rechazado por su edad, momentos que aprovecha para renovar las promesas
como religioso, y junto con el padre Onneger Molina, se fundan en la parroquia
diez y siete presídium de la Legión de María y es nombrado presidente de la
Curia.
Estudia
Educación Integral en la Universidad Nacional Abierta y más tarde estudia
Teología en el Instituto Centro de Estudios Juan Pablo II asociado al Instituto
Internacional de Teología de Madrid.
Todos
estos movimientos apostólicos y de luchador social por la comunidades,
despiertan en él, el deseo profundo de trabajar a tiempo completo por la
Iglesia y a su vez querer dar testimonio de fe, esperanza y caridad donde se
encontrara.
Sigue
tocando las puertas en el Seminario, pero las mismas continúan cerradas, en su
cabeza no hay lugar para otra importancia que no sea su fe de llegar a ser
oído; y en el año dos mil tres, el Pbro. Jorge Gonzales lo escucha y lo anima a
seguir tocando puertas, si dos se cierran, cinco se abren, y un diecinueve de
marzo le visita en la capilla del Santo Cristo de la veguilla, el padre Pedro
José Guerra, promotor vocacional de los Padres Eudistas, enviado por el padre
Jorge Gonzales. Desde ese momento se inicia el proceso vocacional y el
diecinueve de julio del dos mil cuatro, es invitado a Caracas al campamento
vocacional con los Padres Eudistas.
La
puerta se abre y en su equipaje de esperanzas ya no trae Alejo la pesada
interrogante que se hacía ante cada puerta cerrada, ahora las esperanzas le
cantan el sé feliz Alejo porque ya estas dentro, tu vocación que nació en un
fértil valle ofrecido a la vida con voluntades unidas, siguió mas fortalecida
cada vez hasta alcanzar tus propósitos que continúan con hacer realidad tu
aspiración de trabajar por el bien social de la Iglesia atendiendo las
necesidades espirituales como materiales de tu pueblo que es el pueblo de Dios.
Las exigencias para cumplir ese cometido es la gran voluntad que sabrás
ponerle, como el sazón a las comidas que preparas, porque hay que destacar que
Alejo es un Chef de prestigio entre los que han saboreado su arte en la
preparación de comidas.
Con
la Alegría de estar presentes en esta Santa Eucaristía, les manifestamos a los
fieles que han venido de distintos lugares, que nos sentimos muy contentos de
tenerlos en nuestra Parroquia San Antonio de Padua de Mucutuy, considerada un
recinto espiritual de los Pueblos del Sur de Mérida, por un gran Eudista:
Monseñor Miguel Antonio Salas.
¡Alejo!
Tenemos el privilegio de vivir entre montañas, cubiertas de espesa vegetación
que les da vigor y permanencia; son altares naturales para la contemplación y la
meditación sobre su misterio interior, pues bien; te deseamos la fortaleza de
esas montañas en tu vida sacerdotal y
las aguas cristalinas que de ellas manan, sean la claridad de las enseñanzas en
el amor a tu pueblo.
Gracias señor Gracias
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