viernes, 28 de marzo de 2014

VICENTE CAMPO ELIAS: UN ESPAÑOL QUE SE HIZO MERIDEÑO POR LA LIBERTAD



Ramón Sosa Pérez


La vida de Vicente de Campo-Elías estuvo cargada de notas contrapuestas que igual afirmaban fechas, lugares de nacimiento o arribo a América con tal discordancia que a los historiadores ha costado toparse con la verdad. Las diligencias de Tulio Febres Cordero, sustentadas en la fuerza de la tradición familiar, abrieron espacio al barullo de tantos apuntes biográficos durante buen tiempo. Respetables archiveros refieren que vino niño a Venezuela, en tanto que los genealogistas, con documentos en mano, dicen que dejó la península con 19 años de edad.
Lo que nadie pondrá en duda es su bizarría en el campo de batalla y su amor a la causa republicana. Vicente Campo Elías es capital merideño que inscribe su nombre en lo alto de las enhiestas montañas andinas para legar libertad. El historiador merideño Carlos Chalbaud Zerpa abrevió la semblanza del héroe: “ya mozo se radicó en Mérida, donde se casó con una criolla. Derrotó a Boves en Mosquiteros y estuvo al lado de Bolívar en el triunfo de Araure. Falleció en un hospital de sangre a consecuencia de las heridas recibidas en el sitio de San Mateo”.
LINAJE PENINSULAR
La mera curiosidad de seguir fieles a los frecuentes lances de imprecisión de fechas y lugares que rodearon la vida de Campo Elías, da justo crédito a la valorada opinión del Dr. Roberto Picón Parra, historiador y genealogista: “hubo en Mérida varias familias de este apellido y, la más antigua, aunque efímera, fue fundada a fines del siglo XVII por Don Juan del Campo, natural de la Villa de Luanco en Asturias (..) otra familia de este apellido y de la misma época fue la fundada por Don Juan Inocencio del Campo (..) vecinos de San Juan de Girón en el Nuevo Reino de Granada y quien casó en Mérida con Luisa Rita de Tapia”.
El infortunado aquelarre se deriva de la manera con que se registra el nombre del futuro prócer. Picón Parra dirá más tarde que “en documentos de la época Don Vicente aparece una veces con el apellido “Campos Elías”, otras lo llaman “Don Vicente de Campos” y otras “Vicente Campo Elías” pero nunca antepone a su apellido la preposición “Del Campo Elías” que le atribuyen a su padre”. Quizá los Escribanos o quienes hacían sus veces, no se paraban en mientes a la hora de registrar los nombres. Según propia confesión, en abril de 1808, Vicente Campo Elías dijo tener 35 años de edad, de donde se deduce que nació en 1772.
DE VILLA DE SOTO A TRUJILLO
En la casa castellana de José del Campo Elías y María Elías González, en Villa de Soto, nació Vicente Campo Elías y muy joven se hizo a la mar, rumbo a América. Para 1791, con 19 años de edad, está en Trujillo empleado de su tío materno Joseph de Elías González, quien se había radicado entre La Guaira y Caracas para atender sus negocios de mercaderías que trajo de España. En el viaje de Castilla La Vieja a Venezuela vino acompañado también de su otro tío, el presbítero Hipólito Elías González, quien venía nombrado Canónigo Doctoral de la Catedral de Mérida con Despacho Real del 24 de febrero de 1791.
La suerte de Vicente Campo Elías estará muy ligada al clerical oficio del tío, en tanto que cumplido el encargo comercial de don Joseph “abasteciendo de géneros a Trujillo y otros pueblos”, entró a formar parte del gobierno civil trujillano, quizá por ascendente comercial o influjo del Canónigo que ejerció el Gobierno de la Diócesis, en 1799, a delegación del tercer Obispo de Mérida, Fray Antonio de Espinosa. De entre sus biógrafos, apenas Picón Parra indica que fue nombrado “en una o dos ocasiones” Síndico Procurador Personero de Trujillo.
DESTINO HISTÓRICO  
De Castilla La Vieja habían venido 3 miembros del tronco Campo Elías González, a saber Don Joseph, Hipólito y su sobrino Vicente. Echó raíces el primero en Caracas al contraer nupcias con una española radicada en el valle, en tanto que el Canónigo falleció en Mérida el 22 de noviembre de 1805 y Vicente formó cristiano hogar al enlazarse en matrimonio con la hija del Rey Chiquito, Don Antonio Ignacio Rodríguez Picón. Ni sus padres, María Elías y Don José, ni su otro tío Francisco De Elías González, Escribano y Notario de Indias, pisarían tierra americana.
El 5 de julio del año 1800 y a consecuencia de la frágil salud que le minaba en su ejercicio pastoral y docente, el padre Hipólito Elías González abrió legado testamentario a favor de su sobrino Vicente Campo Elías y de su hermano Joseph. El clérigo tuvo gran compromiso con el Colegio Seminario al instalar las Cátedras de Prima y Vísperas y luego las de Derecho Canónico y Civil, como apunta Picón Parra. Urgido por su condición de Albacea y Custodio llegó a Mérida para conocer la manda testamentaria. 
COMPROMISO CON DIOS Y CON LA PATRIA   
Han pasado 2 meses en la recatada villa y ya ha fijado casorio con la doncella María Martina Picón González, hija de Antonio Ignacio Rodríguez Picón, un pudiente merideño que ha logrado, a pulso y tesón, acaudalar una holgada posición con prestancia en la nomenclatura de la ciudad y a la fecha ejercía de Teniente Justicia Mayor. Al poco tiempo, Vicente Campo Elías ingresó a la lista de legatarios del poder local y así lo encontramos en comprometidos desempeños ciudadanos como Alcalde Ordinario en 1801, 1805, 1806 y 1808, además de Diputado de la Junta de Consolidación para el remate de los fondos de Capellanía.   
Cristiano de viejo linaje, Vicente Campo Elías escuchó en 1808 el memorial del tío Canónigo, ante el Escribano pidiéndole “que con arreglo a los apuntes que dejo en mi papelera, recoja mis bienes, administre y venda en almoneda o fuera de ella, y haga lo demás que en otros apuntes prevengo, sin que sobre ello pueda ser reconvenido por alguna de las Justicias”. La búsqueda de don Tulio Febres Cordero, avaladas por las notas tomadas a parientes de Campo Elías, aprueba que entre los bienes está la casa de la esquina sur de la Plaza Mayor, lindante con la morada paterna de María Martina Picón González.
POR LA INDEPENDENCIA Y LA LIBERTAD!!     
El emisario Luis María Rivas Dávila, trajo de Caracas el informe que en Mérida encendió el pebetero de la libertad. El 19 de abril de 1810 los caraqueños dan el primer paso hacia la rebelión y los cimientos de la monarquía comienzan a disiparse. El 16 de septiembre los merideños se organizan en la Junta Superior Gubernativa y Vicente Campo Elías está entre los primeros, con nombramiento en la Comisión de Rentas Reales. La febril actividad lo mantiene en la vanguardia y no rehúye las tareas para demostrar su apego al sentimiento patrio.  
Se perdió la Primera República en 1812 y los realistas recobraron territorios perdidos mientras los republicanos se disgregaron ante la escalada. Campo Elías se encubrió en la montaña para surgir en la aurora victoriosa del año 13 cuando las noticias llegan al retiro de La Encantada, dando cuenta que un ejército invicto marcha desde San Antonio redimiendo pueblos, con Bolívar a la cabeza de una escuadra de milicianos. En sus meses de clandestino paso, cavilaría mucho pues en el año 10, y con anuencia del Gobernador de la Provincia, viajó a Caracas para atestiguar la derivación de los sucesos de Bayona que concluyeron con el grito del 19 de abril.  
UNA DOTE MUY CURIOSA
Un documento fechado en Mérida el 2 de diciembre de 1800 ante el Escribano Narciso Pirela da cuenta del inventario que don Antonio Ignacio Rodríguez Picón entrega a Vicente Campo Elías, su yerno, en ocasión de la boda con María Martina Picón González, el 16 de agosto de 1800: “un Torcido de perlas con 12 kg en 12 pesos, 1 Rosario con filigrana y cruz de oro en 36 pesos (..) 6 sortijas de oro y piedras preciosas en 46 pesos, 2 carabinas de oro en 22 pesos..”.   
Del curioso caudal que hereda Vicente Campo Elías, se destaca “.. 9 sillas doradas en 36 pesos, un catre con sus columnas, cabreras y cielo dorado en 24 pesos (..) 1 esclava nombrada Liberata de 37 años de edad en 250 pesos, otra nombrada Calixta de 8 años de edad, en 100 pesos, un esclavo nombrado Alberto, de edad de 24 años, en 250 pesos y otro, Juan Evangelista de 8 años en 100 pesos (..) una mula de silla en 30 pesos, 10 vacas paridas a 10 pesos, 10 yeguas a 5 pesos y (..) 1 casa contigua a la de mi habitación con 50 varas de fondo y 10 de frente en 100 pesos..”.
Curiosamente esta herencia, valorada como cuantiosa entonces, se esfumó con rapidez pasmosa, como cita Don Tulio: “se vino a menos a causa de las vicisitudes de la Guerra Magna, al grado de que para 1823 la desventurada viuda (..)  tuvo que ceder al Seminario la hacienda denominada Rondón, situada en Ejido que perteneció a Campo Elías, más 2 esclavas de su propiedad para pagar los réditos caídos desde 1811 y montantes en 3 mil pesos”.  
SOLDADO DE LA LIBERTAD
A tanto llegó la bizarría de Campo-Elías que se ganó discrepantes motes como lo asienta Lucas Guillermo Castillo Lara, al reconocerle “una ancha fe republicana, antagónica y mordiente”. En abril del año 13 abandonó su resguardo en el páramo de Mucuchíes que fue amparo en los días aciagos del acecho realista, regresa a la ciudad, desmantelada por los españoles que la habían desocupado ante el avance de Bolívar. Reclutó montañeses y se puso al mando de un arrojado piquete que ofreció a las tropas libertadoras. El 23 de mayo de 1813 “en una luminosa mañana de mayo” entra el Brigadier de la Unión a la ciudad y Campo Elías, con un contingente de 500 merideños, será de los primeros en el frente de batalla.
PAGINAS DE HISTORIA
Bolívar había partido de Mérida, el 10 de junio de 1813 y cruzaba los ventisqueros del páramo, rumbo a Trujillo, en el avance de la Campaña Admirable. De su paso por  Mucuchíes quedaron invalorables recuerdos. La noche del 1 de julio de 1813 los patriotas mandados por José Félix Ribas, entraron a Niquitao. Era un puñado de 350 valientes enfrentados al colosal ejército de mil hombres del bando realista. En el desigual combate, librado el 2 de julio de 1813, destacó el arrojo de los 70 mucuchiceros, “quienes con los cuchillos en la boca subían por peñascos inaccesibles, para sorpresa del enemigos” cita el cronista Pujol Botone.
La victoria será republicana, luego de 8 horas de combate y la bizarría de Urdaneta, Ribas y Campo Elías, como mentores del triunfo. Luego estuvo en Los Horcones y derrotó a las tropas realistas. Más tarde acompañó a Girardot en el asalto de la fortaleza en Puerto Cabello, combatió ferozmente en la Batalla de Bárbula y en Las Trincheras. Estos triunfos le hicieron acreedor del grado de Teniente Coronel, otorgado por Bolívar.
LEGADO DE LIBERTAD
Cuando el asturiano Boves aparece en el escenario de la guerra, Bolívar manda a Campo Elías a enfrentarlo. El 14 de octubre de 1813 lo encuentra en Sabana de Mosquitero y lo obliga a humillante retirada. El 5 de diciembre peleó junto al Libertador y Ribas Dávila en la Batalla de Araure, derrotando al realista Ceballos. Nunca se había visto a alguien pelear con tanta saña contra uno de los suyos como Campo Elías frente a sus paisanos. A principios del año 14 reaparece Boves con su Legión Infernal que inflige a Campo Elías la derrota en La Puerta.
Se radicó primero en Trujillo para ejercer la mercadería de géneros en el negocio de su tío Joseph Elías González y luego en 1800 pasó definitivamente a Mérida.
El 12 de febrero de 1814 Ribas decide el triunfo de La Victoria, auxiliado por los 220 combatientes del valeroso Campo Elías para decretar la huida de Boves. Bolívar avanza para hacerle frente al asturiano y en San Mateo se entabla la resistencia el 27 de febrero. Los combates se prolongaron por días y Campo Elías peleaba con valentía para decidir el triunfo republicano. Sin embargo, el día 17 de marzo, las mortales heridas lo condujeron al hospital de campaña, donde rendiría su vida en ofrenda a la libertad americana.  
Nacido en Villa de Soto, Castilla La Vieja, Vicente Campo Elías vino muy joven a América,
Coronel Vicente Campo Elías, en busto del artista granadino Don Marcos León Mariño, recibe honra patria en la plaza Montalbán, Ejido


En el camposanto El Espejo permanece, en la anonimia de los merideños, la lápida de la última descendiente directa del
Hoy día, Ejido es una metrópoli que lleva en alto el epónimo del valiente soldado de la Campaña Admirable Don Vicente Campo Elías.

Aún en la medianía del pasado siglo, había en Ejido vestigios en los altillos de sus casas de ese viejo aspecto que la distinguió como villa en 1813.

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