martes, 25 de marzo de 2014

EL PARRISMO EN MÉRIDA




Ramón Sosa Pérez  
Para el timotense Edecio La Riva, en aquellos primeros años del copeyanaje “era muy difícil que se triunfara en Mérida, existiendo el parrismo, sumamente imposible porque (..) era un partido íntegro, honesto, bien organizado, lo más granado de la intelectualidad merideña de los campesinos y de los profesionales estaban con el parrismo”. La confesión del año 46 no era novedad si repasamos la génesis de los partidos modernos en el país y su atadura con esquemas heredados del viejo caudillismo o de inspiración extranjera. Así surge el movimiento Unión Federal Republicana como expresión regional contra un sistema totalitario que encarnó el gomecismo y que fue murallón ante la ofensiva del comunismo internacional que ensayaba la lucha de clases para pretender el poder político. Hubo rezagos de las Cívicas Bolivarianas en la alineación de la nueva agrupación pero, según apunta Ebert Cardoza Sáez, también debe ponderarse la presencia determinante de “dos figuras influyentes de la región, el Dr. Hugo Parra Pérez y el general Golfredo Masini, a partir de 1946”. El primero, descendiente de preclaras figuras de la Academia merideña y del foro político local, fue uno de los merideños con más clara oposición al régimen gomecista. Su  desafío le valió ser declarado disidente por el “Benemérito”, quien aconsejó más de una vez que “le tuvieran cuidao”, mientras que el general Masini, primero castrista, luego gomero y por último, intolerable para el dictador de La Mulera, devino en enemigo del régimen hasta cazarlo preso y proscribirlo en más de una ocasión. A ellos se unirían: José Rafael Febres Cordero, Francisco Valeri, Edmundo Izarra, Alfredo Luján, José Ramón Barrios Mora y mis paisanos Desiderio Gómez Mora, Samuel Molina, Blas Paredes, Ostilio Quintero y Ramón Elías Rivas. Sus nombres, como relata Nelly Hernández en la obra Unión Federal Republicana. Un Partido político merideño “eran personajes curtidos en la lucha (..) contra del gobierno gomecista. Mérida, señorial y conservadora, también conspiraba y en ello no había distinción entre el campesino o el doctor”. Un libro que vale la pena leer para conocer la Mérida irreverente que al crear un partido político, en la medianía del siglo XX, conjugó la amalgama social de la región; hecha para dar respuesta evidente a la historia. Lo dijo Pepe Febres Cordero, el 4 de diciembre del 46: “parece que intencionalmente se ha olvidado por parte de Copei que Unión Federal Republicana nació como partido político, respaldado por la gran mayoría de los habitantes de nuestro Estado y que cuenta con una mística indestructible por los principios que sustenta y la tradición triunfal que ha creado en la conciencia colectiva”.            

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