martes, 25 de marzo de 2014

Mucuchachí en el recuerdo de Vicente Hernández



Ramón Sosa Pérez
El primer libro del telegrafista Vicente Hernández, nativo de Aricagua pero con raíces de afecto en todo el sur merideño, es revelador de cuanto sueñan, piensan y sienten los paisanos por alcanzar sus logros. “Mis Cuentos y Cantos por el Sur Merideño” es una liga de simpatía en el tiempo y en el espacio que lo convierten en un libro ameno, ágil y de sincero tesón por retratar tan encantadores parajes que la caprichosa geografía merideña sitúa detrás de la sierra y que van serpenteando en el cruce de caminos hasta hacerse agregado de amistad, solidaridad y trabajo. En este libro se cuentan de manera ocurrente, como es la afición del autor, los cuadros de costumbres que el decurso del tiempo han motivado episodios dignos de ser contados y cantados. Para ello, se precisa ser poeta y tener agudeza y esas condiciones le sobran y así lo asentamos en el prólogo que su bondad nos permitió abreviar: “entre claves de Morse y el di-dá de su estación de radiotelegrafista, Vicente daba rienda suelta a su creación. Escribía, recitaba o leía con profusión la poesía de Aquiles Nazoa, Job Pim o fisgoneaba las páginas de Andrés Eloy para asimilar el mensaje humanista que decantaría en su vena inagotable”.  En los años 80 la lucha social por el sur de Mérida nos hizo coincidir y desde entonces se reforzó la amistad. En Mucuchachí arraigó su deber comunitario y así lo explica el libro: “recuerdo cosas que desaparecieron en el tiempo pero que para el momento le dieron ilusión al pueblo, por ejemplo el Club Deportivo Rigoberto Vega, la Escuela de Música, la Escuela de Adultos, en la que empecé con 5 alumnos y luego se transformó en una escuela formal, pagada por el Estado, la Escuela Agropecuaria, aunque hubo sinsabores por razones diversas, tuve la satisfacción de verla construida”. Dijimos que era trovador y aquí van sus versos: “no fue como lo pensamos/ en el proyecto inicial/que esperábamos que fuera/la formación integral/que el padre con el alumno/ pudiera participar/ hacer conucos modelo/ en la aldea o vecindad/buscar autoabastecerse/también rentabilidad/ para evitar que la gente/ se marche hacia la ciudad/”. Esta semana hemos conversado y su preocupación por el sur sigue latente. Volvamos la mirada a la tierra del ancestro pero impulsemos a sus gobiernos locales recién elegidos a que divisen el horizonte en proyectos cercanos al común del paisano que cree en el liderazgo renovado al que apostó en diciembre. Todos son Alcaldes nuevos en el sur y a ello nos sujetamos para pedir muestras de un compromiso en el que no se debe fallar. Libertador, Campo Elías, Aricagua, Arzobispo Chacón, Sucre y Guaraque requieren de la mano que les de esperanza, desarrollo y promoción cultural. Por los hechos, esperamos.           

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