Ramón
Sosa Pérez
Para el timotense Edecio La Riva, en aquellos primeros años del
copeyanaje “era muy difícil que se triunfara en Mérida, existiendo el parrismo,
sumamente imposible porque (..) era un partido íntegro, honesto, bien
organizado, lo más granado de la intelectualidad merideña de los campesinos y
de los profesionales estaban con el parrismo”. La confesión del año 46 no era
novedad si repasamos la génesis de los partidos modernos en el país y su
atadura con esquemas heredados del viejo caudillismo o de inspiración
extranjera. Así surge el movimiento Unión Federal Republicana como expresión
regional contra un sistema totalitario que encarnó el gomecismo y que fue
murallón ante la ofensiva del comunismo internacional que ensayaba la lucha de
clases para pretender el poder político. Hubo rezagos de las Cívicas
Bolivarianas en la alineación de la nueva agrupación pero, según apunta Ebert
Cardoza Sáez, también debe ponderarse la presencia determinante de “dos figuras
influyentes de la región, el Dr. Hugo Parra Pérez y el general Golfredo Masini,
a partir de 1946”. El primero, descendiente de preclaras figuras de la Academia
merideña y del foro político local, fue uno de los merideños con más clara
oposición al régimen gomecista. Su desafío
le valió ser declarado disidente por el “Benemérito”, quien aconsejó más de una
vez que “le tuvieran cuidao”, mientras que el general Masini, primero
castrista, luego gomero y por último, intolerable para el dictador de La
Mulera, devino en enemigo del régimen hasta cazarlo preso y proscribirlo en más
de una ocasión. A ellos se unirían: José Rafael Febres Cordero, Francisco
Valeri, Edmundo Izarra, Alfredo Luján, José Ramón Barrios Mora y mis paisanos Desiderio
Gómez Mora, Samuel Molina, Blas Paredes, Ostilio Quintero y Ramón Elías Rivas. Sus
nombres, como relata Nelly Hernández en la obra Unión Federal Republicana. Un
Partido político merideño “eran personajes curtidos en la lucha (..) contra del
gobierno gomecista. Mérida, señorial y conservadora, también conspiraba y en
ello no había distinción entre el campesino o el doctor”. Un libro que vale la
pena leer para conocer la Mérida irreverente que al crear un partido político,
en la medianía del siglo XX, conjugó la amalgama social de la región; hecha
para dar respuesta evidente a la historia. Lo dijo Pepe Febres Cordero, el 4 de
diciembre del 46: “parece que intencionalmente se ha olvidado por parte de Copei
que Unión Federal Republicana nació como partido político, respaldado por la
gran mayoría de los habitantes de nuestro Estado y que cuenta con una mística
indestructible por los principios que sustenta y la tradición triunfal que ha
creado en la conciencia colectiva”.
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