Canaguá 17 de diciembre de 2013
17 de diciembre, muerte del Libertador
Por: Carlos Márquez
Valla
mi saludo a todas y todos los asistentes a este acto conmemorativo a
los 183 años de la muerte del Libertador y padre de la patria Simón
Bolívar. Quiero iniciar estas palabras agradeciendo a Dios todo poderoso
por un nuevo día lleno de esperanzas y expectativas y agradeciendo a
los organizadores de tan insigne acto por brindarme el honor de dirigir
estas palabras a ustedes a través de mi querida hermana y compañera de
lucha Aura Márquez.
Es obligación de todo
ciudadano saber y conocer el pensamiento de Bolívar y por esta razón es
citado en todos los actos públicos no solo como simple formalismo sino
como base fundamental de nuestras leyes y principios morales, es por
esta razón que doy inicio citando un pensamiento poco conocido de
nuestro Libertador pero con un profundo significado para nuestro momento
histórico.
Cito: “Lo presente ya pasó, lo futuro es la propiedad del hombre, pues éste siempre vive lanzado en la región de las ilusiones, de los apetitos y de los deseos”.
(Simón Bolívar, Carta al General Santander, 19 de junio de 1820)
Y
es que este pensamiento nos dice que nuestra actuación diaria debe ser
impulsada siempre pensando en el futuro porque este momento ya se fue,
ya es parte del pasado del cual solo debemos tomar lo necesario para
rectificar, para comenzar con bases firmes y solidas que nos permitan
evaluar cuál es el mejor camino que debemos seguir para transformar
nuestras comunidades en potencias económicas, morales, sociales y
políticas, ejecutando políticas que vallan destinadas al surgimiento de
nuestros hijos porque de ellos depende el desarrollo, nosotros ya
formamos parte del pasado, nosotros debemos ofrecer las herramientas
necesarias al futuro, nosotros debemos ser la reencarnación de nuestros
propios héroes, en su vida y en su obra, en sus principios morales y en
sus sacrificios.
Tomemos el ejemplo de los curas camineros
como el padre Eustorgio Rivas, Adonay Noguera, el padre Barillas y el
padre Yebra, el ejemplo de don Hermes Corti y el Coronel Eugenio Mora
Molina solo por nombrar algunos de la interminable lista de hombres y
mujeres héroes sin nombre como los describe el padre Rivas en su libro y
que construyeron tan maravilloso municipio para nosotros. Les invito a
que hagamos lo mismo por las generaciones futuras llevando como
estandarte el legado de nuestros héroes y tomando como base el ideal
libertario de Simón Bolívar porque la libertad no solo está en la
división político territorial de una nación sino que está en cada uno de
nosotros, en nuestros corazones, en nuestros actos, en el ejemplo que
le damos a la juventud, ser libres es un acto que nos educa y nos enseña
a ser mejores personas para con nuestros semejantes, ser libres es que
nos podamos desarrollar en todos los estratos de la vida social siempre
pensando en el bien común y a eso se le llama educación, por eso Simón
Rodríguez escribió: “Moral y luces son nuestras primeras necesidades”
por eso Facundo Cabral cantautor argentino escribió: “ayuda al niño que
te necesita, porque ese niño será socio de tu hijo”.
Es
necesario que demos esta perspectiva a la lucha de nuestro Libertador y
padre de la Patria Simón Bolívar, es obligación como hijos de esta
tierra que la pongamos en práctica en nosotros mismos para que jamás
repitamos sus palabras “hemos arado en el mar”. Hoy 17 de diciembre de
2013, no perdamos el tiempo hablando de la muerte de Bolívar,
aprovechemos la vida hablando de su obra, no desperdiciemos la vida
elogiándonos y preocupados por recibir títulos, grados y distinciones,
dediquemos nuestra vida a ser ciudadanos, porque centrarnos en
posiciones y escalar poderes además de empobrecer es un suicidio, como
lo escribió Bolívar “Cuanto más me elevo tanto más hondo se ofrece el abismo”.
Las
falsas esperanzas de un futuro prometedor colocado en bandeja de plata
por el poder y las riquezas hace que muchos de sus compañeros de batalla
le nieguen la entrada al país, el hambre de poder es lo que hace que
repiquen las campanas en Caracas no por luto sino más bien celebrando la
muerte del más grande de nuestros héroes. Los últimos días de su vida,
su cuerpo denotaba el agotamiento del músculo y el cansancio mental. En
sus últimos viajes su fuerte y nervioso temperamento empezó a mermar al
conocer la tristeza de las derrotas y la traición de sus enemigos. Su
sueño se truncó antes de exhalar su último respiro.
Después
de saborear las bondades del triunfo y concentrarse en la acción como
solo lo hacen quienes se convierten en los protagonistas de la historia,
la ambición destruyó su creación política. Despojado del poder y
fortuna y rodeado de más enemigos que amigos, Simón Bolívar, creador de
Colombia, libertador del Perú, Venezuela, Ecuador y fundador de Bolivia
murió melancólico pero tranquilo el 17 de diciembre de 1830.
Nuestra
manera de actuar y pensar hoy será la manera de actuar y pensar mañana,
Bolívar en su sabiduría lo expresó “eduquemos a los niños de hoy para
no tener que castigar a los hombres del mañana”. Bolívar nos dejó un
legado maravilloso del cual podría hacer un discurso infinito porque
para mí el pensamiento de Bolívar es la biblia de la vida política
venezolana, no tenemos que inventar nada, no tenemos que sacar más
leyes, solo debemos poner en práctica lo que con su vasta experiencia
nos dejó, Bolívar es ejemplo de líder, político, estratega,
conservacionista pero por sobre todo es ejemplo del ser ciudadano.
Un
hombre de pensamiento y acción extraordinarias, que entregó su vida a
la causa libertaria de América. Su ejemplo de vida es inspiración diaria
para quienes aman la libertad, la justicia, la verdad. Para todos,
Bolívar es el referente obligado en todas y cada una de nuestras
acciones; de ahí que es necesario, importante, impostergable adentrarnos
en el conocimiento de su personalidad y de su quehacer libertario.
Les
pido de todo corazón que nuestra arma de ahora en adelante sea la
consolidación de nuestros pueblos, y que al morir nos vallamos
satisfechos de haber impactado positivamente en la construcción y
progreso de nuestras comunidades de nuestros jóvenes porque la vida de
los grandes hombres nos recuerda que debemos hacer nuestras vidas
sublimes y al partir dejar detrás de nosotros pisadas en las arenas del
tiempo.
Me siento obligado en este momento a
citar a Martin Luther King a quien el poeta Don Neptalí Noguera Mora se
refirió como “el manso apóstol negro” en su poema “Primavera en
Baltimore” escrito en el hospital John Hopkins en Maryland en sus
últimos días de vida, Luther King en su famoso discurso “Tengo un sueño”
dijo: “Sueño que algún día los valles serán cumbres, y las colinas y
montañas serán llanos, los sitios más escarpados serán nivelados y los
torcidos serán enderezados, y la gloria de Dios será revelada, y se
unirá todo el género humano”.
Y
yo les digo que ese también es mi sueño y debe ser el sueño de cada uno
de ustedes porque en la unión esta la fuerza y esta es nuestra
esperanza. Esta es la fe con la cual me despido de ustedes en tan
insigne acto donde conmemoramos la desaparición física del más grande de
los grandes de América, nuestro Libertador Simón Bolívar. Con esta fe
podremos esculpir de la montaña de la desesperanza una piedra de
esperanza. Con esta fe podremos trasformar el sonido discordante de
nuestro hermoso municipio en una hermosa sinfonía de fraternidad. Con
esta fe podremos trabajar juntos, rezar juntos, luchar juntos, ir a la
cárcel juntos, defender la libertad juntos, sabiendo que un día nuestros
hijos se sentirán orgullosos de nosotros.
Elevemos
una oración al creador para que nuestro Libertador, allá en la
eternidad este disfrutando su bien merecida gloria, y que nuestra
gratitud hacia quien rompió las cadenas que nos oprimían sea llevar y
hacer cumplir su legado, que nosotros hoy seamos los encargados de
romper las cadenas de la ambición. Me despido dejándoles para la
reflexión un pensamiento más de nuestro libertador; “¿cuán dichosos
fuéramos si nuestra sabiduría se dejara conducir por la fortaleza? ¿Qué
importa que yo perezca para que viva un pueblo?”
Señoras y Señores Muchas Gracias…
CARLOS MANUEL MARQUEZ