Ramón Sosa Pérez
El
primer libro del telegrafista Vicente Hernández, nativo de Aricagua pero con
raíces de afecto en todo el sur merideño, es revelador de cuanto sueñan,
piensan y sienten los paisanos por alcanzar sus logros. “Mis Cuentos y Cantos
por el Sur Merideño” es una liga de simpatía en el tiempo y en el espacio que
lo convierten en un libro ameno, ágil y de sincero tesón por retratar tan
encantadores parajes que la caprichosa geografía merideña sitúa detrás de la
sierra y que van serpenteando en el cruce de caminos hasta hacerse agregado de
amistad, solidaridad y trabajo. En este libro se cuentan de manera ocurrente,
como es la afición del autor, los cuadros de costumbres que el decurso del
tiempo han motivado episodios dignos de ser contados y cantados. Para ello, se
precisa ser poeta y tener agudeza y esas condiciones le sobran y así lo
asentamos en el prólogo que su bondad nos permitió abreviar: “entre claves de
Morse y el di-dá de su estación de radiotelegrafista, Vicente daba rienda
suelta a su creación. Escribía, recitaba o leía con profusión la poesía de
Aquiles Nazoa, Job Pim o fisgoneaba las páginas de Andrés Eloy para asimilar el
mensaje humanista que decantaría en su vena inagotable”. En los años 80 la lucha social por el sur de
Mérida nos hizo coincidir y desde entonces se reforzó la amistad. En Mucuchachí
arraigó su deber comunitario y así lo explica el libro: “recuerdo cosas que
desaparecieron en el tiempo pero que para el momento le dieron ilusión al
pueblo, por ejemplo el Club Deportivo Rigoberto Vega, la Escuela de Música, la
Escuela de Adultos, en la que empecé con 5 alumnos y luego se transformó en una
escuela formal, pagada por el Estado, la Escuela Agropecuaria, aunque hubo
sinsabores por razones diversas, tuve la satisfacción de verla construida”. Dijimos
que era trovador y aquí van sus versos: “no fue como lo pensamos/ en el
proyecto inicial/que esperábamos que fuera/la formación integral/que el padre
con el alumno/ pudiera participar/ hacer conucos modelo/ en la aldea o
vecindad/buscar autoabastecerse/también rentabilidad/ para evitar que la gente/
se marche hacia la ciudad/”. Esta semana hemos conversado y su preocupación por
el sur sigue latente. Volvamos la mirada a la tierra del ancestro pero impulsemos
a sus gobiernos locales recién elegidos a que divisen el horizonte en proyectos
cercanos al común del paisano que cree en el liderazgo renovado al que apostó en
diciembre. Todos son Alcaldes nuevos en el sur y a ello nos sujetamos para
pedir muestras de un compromiso en el que no se debe fallar. Libertador, Campo
Elías, Aricagua, Arzobispo Chacón, Sucre y Guaraque requieren de la mano que
les de esperanza, desarrollo y promoción cultural. Por los hechos, esperamos.
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