Por: Lic. Abilio
González González. (Investigador)
La
única vía de comunicación que le servía de enlace a toda la Isla era la Carretera Central,
de manera tal que para ir de una región extrema a otra, es decir, de este a
oeste o viceversa, ella era la única alternativa.
En
su ir y venir desde la provincia de Oriente hacia la ciudad capitalina de La Habana como estudiante
universitario, y en sus trajines políticos y organizativos revolucionarios,
Fidel transitaba a menudo por la mencionada carretera, en la cual aparece el
apacible poblado de Catalina de Güines, (hoy centro de uno de los siete
Consejos Populares que posee el municipio de Güines en la provincia Mayabeque.
Fidel,
joven, intranquilo y enérgico, fraterno, solidario y amistoso, lleno de sueños
y sentimientos, organizador inconforme con la realidad nacional, decidido,
encuentra en la población motivos para asistir con regularidad y encontrar la
comprensión de compañeros y amistades del vecindario.
En
Catalina residía su amigo Pepe Sánchez, secretario de Eduardo R. Chibás, líder
del Partido del Pueblo Cubano (Ortodoxo); en dicha organización militaba Fidel.
Así
mismo, compartía su amistad con el también joven abogado Rubén Armenteros,
quien había sido compañero de estudios en la carrera de Derecho en la Universidad de La Habana; Rubén era hijo del
fundador del famoso restaurante “El Congo”, donde se producía y expendía las ya
conocidas “butifarras del Congo”, que fueran divulgadas y dadas a conocer por
Ignacio Piñeiro y su septeto mediante su canción “Échale salsita”.
En
el vecindario Fidel compartía sus relaciones de amistad con múltiples personas
de la barriada, repartiendo su afecto, cariño y simpatía, y visitaba algunos
hogares como el de Estelita la hija de Florito el Carnicero, y otros.
En
sus ratos de ocio y entretenimiento además de las visitas a amistades y
conocidos, jugaba billar.
Tras
el golpe de estado propinado por Batista el 10 de marzo de 1952, Fidel entra en
abierta oposición y comienza a crear el “Movimiento” que iniciaría la lucha
armada en el país, para lo cual comienza a captar hombres revolucionarios y
confiables que formaron parte de la llamada
“Generación del Centenario del Natalicio del Apóstol José Martí”,
comenzando así la nueva estrategia revolucionaria: la captación los hombres
dignos, cívicos y sanos, no comprometidos con partidos políticos, ni
politiqueros corruptos; inició la realización de las prácticas de tiro en
diversos lugares de la provincia de La Habana.
Hasta
ahora no se había divulgado acerca de un sitio en que los jóvenes bisoños
también practicaron en Catalina: en un lugar ubicado en los primeros tramos de
la carretera que une a dicha población con Aguirre, en la finca de una familia
apellidada y conocida como la de “los Cardo”; tras previa coordinación, en
octubre de 1952, llegaban aproximadamente 15 autos con unos 40 hombres; allí se
realizaron las prácticas en una sola ocasión, en la cual prepararon dianas en
árboles para coger puntería hechas con creyones de labios; y con sólo una
escopeta calibre 22.
Entre
los presentes estaban Fidel Castro Ruz, Abel Santamaría Cuadrado, Juan Almeida
Bosque, Antonio “Ñico” López Fernández, Ernesto Tizol, Ernesto González, y
otros…
Así,
con discreción y compartimentación se preparó con seriedad los ataques a los
cuarteles “Moncada” y “Carlos Manuel de Céspedes”, en Santiago de Cuba y Bayamo
respectivamente, que se efectuaron el 26 de julio de 1953.
Después,
la Prisión Fecunda,
La historia me absolverá, la preparación y desembarco de la expedición del yate
Granma, el crecimiento del Ejército Rebelde, el incremento de la lucha armada
clandestina y guerrillera… y el Triunfo.
Tras
la huida del dictador Fulgencio Batista y su cohorte de asesinos y malversadores, en la madrugada del 31 de
diciembre de 1958 y el primero de enero de 1959, se inició el avance del
Ejército Rebelde desde Santiago de Cuba en la provincia oriental, hacia el
occidente del país; toda la nación esperaba ansiosa por la llegada de Fidel
hacia su paso hacia la capital del país, y por supuesto, la población
catalinera también aguardaba; en horas de la mañana del 8 de enero pasaría el
Comandante en Jefe al frente de la caravana compuesta por múltiples vehículos
que transportaban gran parte de las tropas barbudas del victorioso Ejército
Rebelde que combatía y crecía desde el 2 de diciembre de 1956.
Una
joven de aquel poblado, nombrada Marilú Rego Hernández, de 18 años de edad, junto
a familiares y amistades del barrio, había realizado una colecta de dinero con
el objetivo de comprar una cadena de oro con una medalla de ese mismo material
con la efigie de Santa Catalina, -patrona de aquel poblado-, así como unos
yugos con las letras FC, (iniciales del nombre y primer apellido del triunfante
comandante), para obsequiárselos.
Ella
había acudido a un joyero que radicaba en La Casa Mora, ubicada en la
calle Obispo, en La Habana Vieja,
en la capital; terminado el trabajo envolvió los obsequios en una pequeña
cajita envuelta en papel de regalo con los colores rojo y negro, parecido al
emblema del Movimiento Revolucionario “26 de Julio” que organizó y dirigió el
mismo Fidel.
El
primer auto de la caravana venía despacio, y en su asiento delantero derecho venía el líder de la Revolución; el auto
frenó al ponerse Marilú frente al mismo; Fidel bajó y sostuvieron un pequeño
diálogo; no hablaron acerca del regalo, y Fidel le firmó un pase a nombre de
ella para que pasara a verlo en el sitio donde se alojaría: en el Hotel Habana
Libre, ubicado en El Vedado, en la capital; la caravana prosiguió en su marcha
triunfal.
El
15 de enero, -es decir, a la semana siguiente-, Marilú se dirigió al lugar
mencionado, y tras mostrar su pase fue conducida hacia el piso 25; al llegar
tuvo la oportunidad de ser atendida por Fidel, entregarle el obsequio, y de
paso saludar a los comandantes Camilo Cienfuegos y Ernesto
“Che” Guevara, los cuales estaban reunidos con él.
Fuentes:
Hernández
Serrano, Luis.- “Un regalo para Fidel”; periódico “Juventud Rebelde”; miércoles
8 de enero de 2014; p. 4)
Entrevistas
a:
Ernesto
González: asaltante del Cuartel Moncada.
Ramón
Fernández Soler: miembro de la
ACRC de Catalina de Güines.
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